Nueva York 53 Of.61
Nueva York 53 Of.61
Mi Gira de Estudios
Veía pasar por la ventanilla del bus, los autos, las gentes, los semáforos, señalándome que ya pronto se terminaría este inolvidable viaje junto a todo mi curso y por sobretodo junto a la Maca, el Rolo, la Mati, el Time y yo, la Marce.
Por mi mente pasaban los más bellos recuerdos de esta gira, como una avalancha que se me viene encima y que no me cansaba en repasar una y otra vez. Es que, no podía creerlo, no quería llegar, no quería bajarme del bus, no quería que terminara, es que todo fue tan lindo y fueron tantos años de trabajo, tanto esfuerzo, cientos de peleas con el curso y todo se iba así de rápido, como las cosas que pasaban por mi ventanilla.
Creo ahora, que Papelucho tenía razón, es mejor la víspera.
Al escuchar nuevamente la música por los parlantes del bus que coloca nuestro fantástico guía, no podía creer que el canto de un pájaro iba a cambiar toda mi vida para siempre.
Los Preparativos.-
La gira de estudio en mi colegio comienza en Marzo, si, desde el primer día.En un principio queríamos ir a Cancún, México: Biennnnn, alguien gritó, al Sur de Chile y el coro fue unánime, Noooooo!!, así que nos organizamos en equipos de trabajo, ferias de las pulgas, completadas en la casa de la Maca, que siempre se enojaba porque decía que la dejábamos sola, tallarinatas donde el Rolo, que nunca trabajaba, decía que eso era de mujeres, pero se comía todo, vendíamos latas, siempre llegaba yo con hartas que juntaba por todos lados, pero mis compañeros solo traían las que se compraban (y tomaban).
Las fiestas eran en mi casa y junto
con la Maca mí mejor amiga y el
Time, preparábamos todo, porque
las fiestas eran de miedo, si miedo,
por lo que mi mamá me iba a decir al otro día cuando había que limpiar todo el patio.
“Odiaba” a la Mati que se vestía con unas faldas súper cortas y el menso de mi pololo no le quitaba los ojos de encima.
Cuando llegaba el momento de contar los dineros, siempre faltaba para pagar una u otra cosa, así que teníamos que recurrir al papá de la Tere que como siempre nos ayudaba.
Al pasar los meses, nos dimos cuenta (o mejor dicho nos hicieron dar cuenta), que sería mejor no ir tan lejos, así que nuestro destino cambió: todos a Brasil. Biennnnnn!!
Con nuevas fuerzas y energías comenzábamos cada año. Nuestros pápis nos veían en reuniones en una y otra casa. Eran reuniones de mucha conversa, que casi siempre terminábamos escuchando los Cds de la casa y comiendo unos ricos queques que, hacia la mamá, por lo que no tardamos en llegar a otra conclusión, mientras nos mirábamos todos a los ojos y a nuestras cuentas, parece que tendremos que ir mejor a Bariloche.
Sí, todos a San Carlos de Bariloche. Biennnnnn.!
Si San Carlos, gritaba la Mati, me recuerda a un ex que tuve. Como siempre, más creída que nunca.
Hasta que llegó el último año que comenzábamos con mucha energía como siempre.
Nosotros veíamos que nuestros papás en sus reuniones, conversaban mucho y también se reían harto. Todos queríamos estar allí adentro y saber de qué hablaban tanto.
Con todo nuestro nerviosismo y en un abrir y cerrar de ojos, después de ver las cuentas, los ahorros, la situación, la decisión de los papás fue como un porrazo que nos hizo volver a la realidad, por decisión unánime: todos al Sur de Chile!! Oohh!!! Nooo!!!!....
Bueno,... con mucha resignación aceptamos todos, total decía yo, igual vamos a estar solos e igual vamos a carretear decía el Time. Puchas, exclamaba la Maca, siempre voy pa´lla con mis papás, en cambio el Rolo solo pensaba en comer, pasaremos hambre? preguntaba. La agencia seleccionada, bajo un excelente programa, tenía un nombre extraño que luego comprenderíamos, nos sorprendió, porque nos hablaba como curso y como personas, sin descalificaciones para nadie y además nos ofrecía lo que más buscábamos: mucha diversión.
Comienza La Aventura.-
Por fin había llegado el gran día, el día de la salida, fue catastrófico, parecía que me iba a
casar, no sé de donde salieron tantos bolsos y mochilas. Mi mamá, me decía, que no llevara tantas cosas. Es que tenía que llevar esto y esto otro, por si acaso, pensaba yo. Todos corríamos de allá para acá, nos parecíamos a la casa de Mi Pobre Angelito. Mi hermanito menor me seguía por toda la casa, él no sabía lo que pasaba, pero al parecer, suponía que era algo súper importante y creía que no me iba a ver nunca más, así que me decía a cada rato, no te vayas, Marce.
Cuando llegamos al bus, muy grande y lujoso, ya la Maca tenía los asientos reservados, como lo habíamos planeado los días anteriores. La Maca y Yo y el Time con el Rolo.
Cuando vi como llegaban todos con sus bolsos, me parecía que nos íbamos por un año. Ya faltaba poco para partir, subíamos y bajábamos del bus, nos despedíamos una y otra vez de todos, pero faltaba ella, si la Mati, llegó súper tarde, se bajó del auto que la traía sabiendo que todos la miraban y con poco saludar se subió al bus.
Los motores fueron encendidos y nuestro guía, súper lindo y simpático nos dio la bienvenida,
hizo una oración de
encomendación, la cual
sorprendentemente acompañamos
y partimos en medio de gritos, besos, aplausos y manos despidiéndonos.
La aventura había comenzado!.
Ya rumbo al Sur por la Carretera, nuestra adrenalina estaba sobre 100, estábamos felices, felices y cantábamos y mirábamos todo y queríamos saber de todo.
En nuestra primera detención, nos bajamos a cenar, era un lugar muy especial y ya en la mesa los platos aparecían más apetitosos que nunca.
Al reanudar nuestro viaje, nuestro guía comenzó a hablarnos y por primera vez en todos estos años empezábamos recién a comprender lo que realmente significaba esta, nuestra Gira de Estudios. Nos felicitó por ser un curso unido y trabajador y nos mencionó que íbamos a vivir momentos muy especiales y únicos como curso y no encontraríamos otro entorno más maravilloso en la Tierra, como este, nuestro Sur de Chile y nos invitó a abrir bien todos nuestros
sentidos y que tuviéramos muy
dispuesto el corazón, ya que nos
invitaba a soñar como posible,
un mundo mejor, lleno de belleza, como la que nos esperaba.
Sus palabras cálidas y ciertas, aún hoy las recuerdo, tocaron muy profundo a nuestro curso, más aún cuando nos enseñó un juego de amistad que resolveríamos la última noche. Fue tal mi sorpresa que me correspondió por azar, a mi archi: la Mati.
La noche en el Bus, fue “heavy”, casi nadie durmió y la que quería hacerlo, era despertada por nuestros cantos y risas. El Hotel era espectacular, en plena costanera de Pto.Varas y nos tocó en una misma habitación, la Maca, la Tere, la Dani y yo, nos sentíamos como las súper chicas. Tenía una gran vista al Lago Llanquihue y desde ahora iba hacer nuestro centro de operaciones. Sin quererlo, pero todos iban a nuestra habitación y conversábamos, nos pedían consejos y nos poníamos de acuerdo en lo que íbamos hacer en el día y… en la noche. Desde luego no faltó el pijama party y la gran reunión del curso.
Las Visitas.-
Desde el primer día el Sol nos acompañó y cada lugar que visitábamos lo vivíamos intensamente, todos juntos como curso. Fue una maravilla conocer Pto.Varas y Pto.Montt y muy especialmente el bosque de Alerces que a todos nos llamó la atención, ya que aun no estando en el programa, nuestro guía se esmeró en que lo conociéramos.
Muchas veces escuchamos hablar de
este árbol en nuestras clases, pero
tocarlo y estar en su hábitat fue muy
motivante, ya que nos hizo tomar
conciencia de su nobleza y utilidad. Hoy me doy cuenta también, que nos hizo recordar el Colegio.
En Angelmó, queríamos comprarlo todo y por nuestras mentes se sucedían los pensamientos de nuestras familias, queriéndoles llevar a cada uno un recuerdo, haciéndolos partícipes de nuestra felicidad y sentir con esto que los teníamos cerca. Y pensar que quería estar sola…, pensaba.
Cruzar en transbordador hacia la Isla de Chiloé de día y de noche fue como hacerlo en el Titánic, cientos de fotos en Ancud y Castro nos recuerdan este día, sobretodo al Rolo que aún recuerda ese enorme curanto que se sirvió. Que decir, de los Saltos del río Petrohué y el lago de Todos Los Santos enmarcados por espectaculares volcanes nevados. Que epopeya de aquellos curas Jesuítas que cruzaban estas montañas para llevar la fé a los más apartados rincones, nos enseñaba nuestro guía que al son de una bellas melodías y letras, nos hacía comprender el significado de nuestra presencia allí.
Mientras caminábamos por senderos del bosque nativo, del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, se escuchaba sobre las montañas, como un velo sobre los árboles, un fuerte canto de un pájaro, un canto como de agua, que llenaba el bosque de sonido y que nos acompañaba en nuestro andar. Es el Chucao, nos decía nuestro guía, que canta como la voz de las montañas y nos quiere acompañar en nuestro camino para mostrarnos la belleza de su entorno y que no la debemos dejar de apreciar y valorar.
Él es también como un guía, un compañero, que se afana por conducirnos con su canto por los lugares más bellos del bosque.
Ahora comprendíamos el nombre de nuestra agencia:
Turismo Chucao Tour.
Si, decía nuestro guía, así es nuestro
país, un lugar hermoso el que debemos
querer y cuidar, todo vive en armonía,
una planta, un río, una montaña y al comprender esto y apreciar tanta belleza llegar hacer de nuestras vidas algo semejante, en pureza y sencillez.
Yo siempre había estado con mis padres por estos lugares, me decía la Maca, pero esto es tan diferente al vivirlo con Uds., se ve tan especial, jamás había apreciado cuan hermoso es el país que tenemos.
En cada lugar que visitábamos sea cultural o de naturaleza, nuestro guía, aparte de enseñarnos muchas cosas del lugar, siempre nos hablaba de la amistad con nosotras mismas como curso y nos incentivaba a que habláramos como verdaderas amigas y amigos.
Los Carretes.-
Cada vez que llegábamos al Hotel, veníamos súper cansadas, pero muy felices. En nuestro pijama party recorríamos el hotel de piso en piso, las puertas de cada habitación se abrían y cerraban una y otra vez y llenábamos los espacios con nuestras risas y correrías. Sorprendimos a los demás pasajeros, a nuestras mamás que nos acompañaban y a la profesora. Fue genial.
Los preparativos para nuestras noches de Discotheques eran como toda reunión de mujeres. Cada quien quería ponerse la ropa de la otra y no la propia y sorprendíamos a nuestros compañeros de curso, con quienes bailábamos uno y otro baile, a pesar de haber muchos otros cursos allí.
Una noche nos reunimos todos en el centro de operaciones.
Jamás imaginé lo bien que nos haría. Todo empezó sin quererlo, pero poco a poco empezamos a hablar de nuestras cosas, de nuestro curso, de nuestro colegio, de nuestros profesores, de nosotros mismos, de nuestras penas y alegrías.
Ahí conocí por primera vez a muchos de mi curso, tantos años y recién me daba cuenta de muchos de ellos, sobretodo de la Mati, que me mostró su sencillez y un poco de su falta de cariño. Esa noche fue muy especial para todos y muy especialmente para mí, me sentía una guía, un chucao, entregándoles mucho afecto a todos mis compañeros y reuniéndolos para ser el curso más glorioso que se haya graduado de nuestro Colegio.
Los días que vinieron fueron muy intensos. Conocer Frutillar, Pto. Octay, Entrelagos y el Parque Nacional Puyehue con sus termas fue sencillamente espectacular.
Conocer Pucón, Licanray, Panguipulli, igual fue realmente sorprendente, gozábamos todo el día, ya sea en los baños termales de un pueblo fronterizo o recorriendo caminos polvorientos, pero de una belleza indescriptible y donde la gente nos salía a saludar.
Era tan emocionante, ver los niños corriendo tras nosotros.
El Regreso.-
Regresando a Santiago en el Bus resolvimos nuestro juego de la amistad, fue realmente emocionante escuchar a cada uno de mis compañeros y esa noche nos dimos cuenta que ya no éramos los mismos, habíamos vivido una experiencia inolvidable, habíamos crecido como personas que nos hacía más amigos y ahora, amigos para siempre. Esa noche se selló nuestra promesa de no dejarnos de ver, por siempre.
Creo que la elección de nuestro país como marco de nuestra gira fue lo mejor y lo más acertado y por sobretodo de nuestra agencia, que nos enseñó a ver más que a mirar y a vivir momentos únicos en cada lugar que visitábamos y que guardamos como un tesoro imborrable de nuestra vida de colegio.
Epílogo.-
Ya han pasado muchos años de nuestro egreso de las aulas, pero aún continuamos reuniéndonos con nuestros ex compañeros de curso. En cada encuentro recordamos nuestra vida en el Colegio una y otra vez, reímos, añoramos, a veces lloramos y recordamos también nuestra gira donde se selló
nuestra amistad.
Hoy, algunos tenemos la oportunidad de salir a acampar y a vivir la naturaleza y nos sorprende y nos trae a la memoria al escuchar el canto del Chucao, nuestra gira y lo que vivimos con nuestro glorioso curso, un curso y un Colegio, tal vez, como el que tú estás ahora.
Marcela.
( PD: Con Matilde somos inseparables amigas).